lunes, 26 de octubre de 2009

XXIX

Ay, ¿es el piélago que grita en su caos naciente?
Redimido entre la furia de las antorchas, ese piélago.
Es que estoy recibiendo las cimientes de mi ser, no ser.
Como alegre raíz muerta es el salto de mi mismo.
¡Oh!, larva que en putrefacción de un inicio te has teñido.
¡Despierta!
Despierta y has de tu jaula gruesos barrotes, finos lirios amarillos,
Honestos bastiones en donde habrá de reposar Ella, sol y luna.
Las huellas y el retorno de lo que nunca ha surgido.
Mujer que hombre habrás de forjar,
Hombre que segregas de tus ubres el cálido alimento,
Toma la copa de puro mosto dorado,
Y deja la impetuosidad de las aguas en el olvido de las eras.

¡Campanas, campanas en la torre majestuosa!
¡Liras, liras que desde Zeus burbujean en el líquido matinal!-

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