domingo, 4 de septiembre de 2011

XV



¿Soñaran las flores en la noche con el rostro abatido de habitantes distraídos?
¿Gozarán en su mirada la piedad para con esos seres?
Convénceme de que no será así.
¡Transmíteme el legado de su integridad!

Habito en mi mansión, cuatro paredes de aromas inconscientes.
Me habito en la multiplicación de mi rostro rasguñando lo que queda.
El suspiro del porvenir pregona en las ranuras del mareo obligado.
¿Acaso, de nuevo, eres tú?
¿Eres tú? ¿Eres mi Yo añorando mi contención?-
XVI


Me redimo al sueño de noches alteradas por la duplicación
de mis deseos que desolados divagan en lo ajeno.

Me inserto en la memoria de todo lo predecible.
Me hago participe de una condena que no me pertenece.
Apenas el placer de ser un espectador.
Apenas la necesidad de abarcar aquello que conmueve…
Quizás, el flagelo de un alma que dejo de ser fiel.

La caricia de la Libertad es una copa en la cual
el vino se funde con el respiro…jadeante respiro.-