domingo, 4 de septiembre de 2011

XVI


Me redimo al sueño de noches alteradas por la duplicación
de mis deseos que desolados divagan en lo ajeno.

Me inserto en la memoria de todo lo predecible.
Me hago participe de una condena que no me pertenece.
Apenas el placer de ser un espectador.
Apenas la necesidad de abarcar aquello que conmueve…
Quizás, el flagelo de un alma que dejo de ser fiel.

La caricia de la Libertad es una copa en la cual
el vino se funde con el respiro…jadeante respiro.-

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