jueves, 13 de diciembre de 2012

S/T

Arriesgo mi existencia en la feroz batalla de noches acostumbradas.

Arriesgo la costumbre mediocre que bulle dentro de mí,
para enajenarme cada vez más, de mi mismo, de mi suspiro.
Pero el suspiro lejano que proviene de tu centro me estimula.
Sé que me quieres cerca, sé que no me puedes cerca de ti.

Aún no logro superar el bautismo artificial de lecturas añejas.
Pero en el rincón fundido de mi esperanza brilla el metal.
Pequeño metal, que augura el presente de mi despertar.
Apenas juzgo la miseria de mi accionar.
¿Cómo anhelar ser el inicio de un vientre por venir?

No estimules la codicia de tu corazón ensombrecido.
Se vos, apenas vos.
Demasiado el sueño realizado que por ser si mismo
supera las caricias de un oculto brebaje arrepentido.-

viernes, 30 de noviembre de 2012

S/T

En la muchedumbre sometida he plantado la semilla de lo efímero.


El barro letal para la razón insatisfecha,
condición obligada para los muchos.
Me apena no saberme en lucidez inmediata.
La buena siembra exige conocer de antemano todo posible fracaso.
Y ese fracaso no es más que duda, es pretensión.
¿Acaso pretende la lluvia mojar las castas de tubérculos ancestrales
en la imaginación punzante del hombre que anida solitario
en las cavernas de su anhelo?
¿Cuál es el fin real de mis lágrimas ahogando el vacío?

¿Cuál es el fin real de mi yo, esperándote?
¡Ay! Aliento mío, ya no me perteneces.

domingo, 24 de junio de 2012

I



He aceptado la esperanza que por grande o pequeña me ha llevado
por caminos ensordecedores y tormentas pavorosas que acobardaron
hasta el bastión más profundo de mi palpitar cotidiano.
Ya no me vibra el corazón.
Subsiste en la marea de incertidumbres cotidianas,
corrales de sospechas enturbiadas en lo hondo del paladar.

Mi aniquilación no es por mi voluntad acobardada.
Es por concebir en mis entrañas el cortejo inexpresable
hacia la genuina humanidad que anida olvidada
en los sombríos escondrijos de cada madrugar.
De nuestro madrugar cobarde, enajenados.

Falso es nuestro caminar en las arenas de la intrascendencia.
Me aniquilo, por justa convicción.

miércoles, 29 de febrero de 2012

II


¿Escuchas en lo callado del desierto los latidos de aquel que sueña?
El que sueña el sueño de todos los sueños.
¡Oh! Es que tú y yo todavía no hemos callado.
¿Cómo esperas escuchar entonces el crujir de mis lágrimas en los océanos de la esperanza?-
LXII


¡Hombres!, no busquéis en las moradas de lo irremediable
el grito de la conquista.
Acaso, ¿sois algo más que la propia pregunta?
¡Caminad descalzos por entre las brasas de la incertidumbre y la quimera!-
I


¿De dónde nos iniciamos?
¡Ay! Oquedad primordial.
XX


Sometido a la polución verbal proveniente del anonimato.
¿Anonimato? ¿Falso remedio que promete pulcritud?
¿Acaso la palabra formula terribles necedades por el simple placer de hacerlo?

Dime, o verbo inalcanzable que trasciendes mil llanuras,
el enmarañado patrimonio de nuestro ser ¿es gracia divina o apenas resentimiento?

Forjando multitudes en la ausencia del follaje etílico.