sábado, 19 de noviembre de 2011

X


¿Estás despierto compañero?
¿Cuánto espacio ha pasado entre nuestras reservas?
Hay tanto que murmurar en el enigma de las cenizas.
Quiero decirte, no me veas como aquel que fui.
No me veas junto al circo de antaño, aquel que vistió mi nombre.
No me veas, no me pretendas redimido, no me esperes anhelante.
La desesperación invade mis entrañas día a día.
Soy el fervor de un tiempo que no despierta dentro de si.
Soy el honesto sicario de mi propia libertad.

Mi fatalidad, me honra frente a ti.
XVIV


¿Qué limita la pulcritud de mis sueños?
¿Quién bloquea el ideal de mi pecho empañado?

El parlamento de infortunios me somete al ocaso.
Por momentos, siento que soy el alimento ideal,
el banquete perfecto sabor a migajas enfermizas.
Por momentos, me destierro de mi carne y me señalo.

¿Adonde flaquea la humanidad que nos impusieron siendo semillas?
¿Por qué, ya no siendo semillas, anhelamos volver a serlo?

¿Por qué reconozco, lejos de mí, que ya no soy palabras, sino silencio?