¿Cobarde aquel que no ahonda en lo inexplorado del Alma?
¿Hasta dónde puede la oquedad cercar el pecho de aquel que sediento de aromas profundos y bosquejos excelsos aguarda inmóvil en su lecho?
¿Hasta dónde la tibieza de los cielos soporta la pesadumbre del individuo gestado en el orgullo de su libertad?
Hago uso de mis palabras, apenas, para descubrir la miseria que en mí anida.-
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