jueves, 7 de julio de 2011

XIV


A quien Es…

Recuerdo aquel barro, me lo diste estando yo desnudo.
Me abrigué, me contuve en él, me hice parte de él.

Me olvide también, de mí. De ti. De lo necesario me aleje.
Me hice participe de una danza efímera, banalidad enmascarada.
Abrigue mis carnes con el hilo de la desesperación.
Me fui al barullo empresarial, donde brilla la insensatez.
Me fui, lejos de mí, lejos de ti, lejos de lo que es.
Corrompí mis sentidos hasta el hartazgo, me hice fugaz.
Fui humo, fui hedor, fui caricias desterradas, fui murmullo.
Fui nostalgia y un miserable corazón errante.
Fui la cosecha que no dio fruto alguno.
Fui el mendigo que reclama su propia libertad.
Fui cobarde ante los espejos que brotan en la multitud.

Pese a todo, aún brota en mí la corriente cristalina de tu gracia matinal.
Aun resplandece la sinceridad de mis actos frente a ti. Frente a ellos.
Dentro, la cosecha de mi vientre absorbe el rocío de tu hermandad.
Aún te veo, en mí, rociando la semilla de mi esperanza.

Recuerdo mi mediocridad, pero lucho sin vacilar.
No soy de aquellos que se conforman con los restos.-

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